Leer por
placer
Cuando decidí
hacer esta carrera fue para poder lograr un objetivo ser profesora de historia
y por razones económicas de tiempo y de distancia el profesorado resulto
imposible, pero, resulta ser que finalizando los estudios de magisterio podría
acceder a una licenciatura en historia a distancia. Esto me permitiría cumplir
mi sueño. Ahora bien, en estos tres años de estudio (estoy comenzando las
practicas, soy estudiante, de 42 años, lo que significa que me llevo tiempo
poder estudiar) uno va mirando y comprendiendo la docencia desde otro lado.

Cerca de la
fecha del acto del 20 de Junio,
estábamos con los preparativos todos muy ocupados, tanto niños como docentes.
Fue en ese momento cuando me quedo sola con los chicos. Recuerdo que uno de los
alumnos me había pedido ni bien me incorpore a las auxiliaturas que les leyera
un cuento que a él le habían regalado,
que por cierto en un principio me
pareció que era para adultos.

Así que
comencé con el capitulo uno, con todos los sonidos, voces y expresiones que me
posibilitaba la lectura. Además de un cambio al final del capitulo (los deje
con la intriga). Querían más y la docente no llegaba, así que continúe
con el segundo capitulo y volvió a pasar lo mismo, querían más; seguí con el
tercero y así hasta al octavo creo.
Asi llegué
al final del cuento y nuevamente pensando en mi profesora les cambié el
final, lo terminé con una consigna ¿Qué habrá sucedido con el profesor malo de
la protagonista? Ellos querían saber pero, insistí en que ellos lo buscaran y
me lo contaran al día siguiente. Entonces les devolví el libro, o más bien me
lo sacaron de las manos se juntaron todos en rincón uno de ellos retomó la
lectura del final ya que querían saber que había pasado, el resto se quedo en
absoluto silencio.

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